En esta fecha, pero del año 1829, se firmó en la Estancia “La Caledonia” el Pacto de Cañuelas, un acuerdo entre el General Juan Galo de Lavalle y el Comandante General de Campaña Don Juan Manuel de Rosas. Este hecho, considerado el acontecimiento histórico más relevante ocurrido en Cañuelas, fue decisivo para el rumbo político de la Provincia de Buenos Aires en las décadas siguientes, y se lo ubica a la altura de otros pactos fundacionales como el Tratado del Pilar de 1820.
Simultáneamente, según una leyenda popular, ese mismo día nació accidentalmente uno de los manjares más representativos de la gastronomía nacional: el dulce de leche. De acuerdo con el mito, una criada de Rosas estaba preparando una lechada (leche azucarada caliente) cuando, al encontrar al General Lavalle dormido en el catre del Restaurador, salió corriendo espantada y olvidó la olla en el fuego. Al regresar, la mezcla se había transformado en una pasta espesa y deliciosa: el dulce de leche.
Inspirado en esta tradición, el Concejo Deliberante estableció mediante la Ordenanza 1154/96 al 24 de junio como el “Día del Dulce de Leche”.
Pero más allá de la leyenda, existen fundamentos históricos concretos que avalan a Cañuelas como Cuna del Dulce de Leche. En 1889, en la localidad de Vicente Casares, comenzó a funcionar la fábrica La Martona, propiedad de Vicente Lorenzo Casares, que fue la primera en producir industrialmente el dulce de leche en la Argentina. Este hecho marcó el nacimiento de la industria lechera nacional, y vinculó definitivamente a Cañuelas con esa identidad productiva.
A lo largo del tiempo, numerosas empresas y emprendimientos fortalecieron ese lazo: La Serenísima, Lácteos Mayol, Lácteos TuCasa y el Colegio Agrotécnico Don Bosco de Uribelarrea, entre otros, continuaron y expandieron esa tradición.
El valor simbólico y cultural del dulce de leche fue reconocido a nivel nacional cuando la Secretaría de Cultura de la Nación lo declaró Patrimonio Cultural, Alimentario y Gastronómico Argentino, junto al asado, la empanada, el vino Malbec, el mate y la yerba mate.
Cada 24 de junio, Cañuelas celebra así una jornada que condensa historia, identidad y sabor: un pacto que marcó el rumbo político de la Argentina y una receta nacida del azar que se convirtió en emblema del paladar nacional.